La memoria, como cualquier otra habilidad del ser humano, se puede desarrollar utilizando diversas técnicas que, conforme se perfeccionan, las posibilidades adquiridas pueden ser enormes y útiles en la vida diaria.
Llegar a memorizar el orden de 52 cartas de una baraja en menos de un minuto o el de 310 números en cinco minutos, así como el de 193 nombres en 15 minutos son récords que ostenta las tres veces Campeón de Memoria en Estados Unidos, Nelson Dellis.
Ésta puede llegar a ser una información inútil, pero lo sorprendente es la capacidad que se puede desarrollar para almacenar tal cantidad de información utilizando las técnicas adecuadas, dijo el joven de origen inglés.
Al participar en un evento donde también se dieron a conocer los beneficios que para estas habilidades aporta el ácido graso denominado DHA, detalló que muchas de estas técnicas provienen desde la Grecia antigua, pero “las hemos olvidado”.
Planteó que estas técnicas, para las cuales se necesita practicar cuatro aspectos básicos: ejercitar la mente, comer bien, ser social y ejercitar el cuerpo; pueden ser de gran ayuda en las actividades laborales o de la escuela.
“Ustedes pueden hacerlo también, de verdad pueden hacerlo, sólo necesitan conocer las técnicas”, aseguró el fundador de la asociación “Climb For Memory”, quien detalló que a él le funciona asociar información abstracta con imágenes coloridas.
Por su parte, el médico Adolfo Leyva Rendón, puntualizó que en todo el proceso de memorización se activan una serie de circuitos neuronales muy intrincados en donde se activan diversas partes del sistema nervioso.
Finalmente, el especialista en enfermedad vascular cerebral agregó que al final no se trata sólo de aprender “trucos”, sino una vez que se tiene comenzar a darle sentido a esa información en nuestra vida diaria.
Las modernas teorías para el tratamiento de desórdenes psicológicos, trastornos de la memoria y concentración trabajan de manera integral diversos puntos, partiendo de interesantes definiciones:
Memoria. Es la capacidad de almacenar información en el cerebro, de modo que pueda ser utilizada en momentos adecuados. Se clasifica de acuerdo a los puntos de enfoque o interés, pudiendo ser inmediata, reciente y remota.
Los trastornos que puede experimentar la memoria se deben a razones sicológicas (un impacto emocional, estrés, depresión y ansiedad, principalmente) o patológicas (golpe en la cabeza, uso de anestésicos y medicamentos para el insomnio, ciertos trastornos circulatorios, alcoholismo, tabaquismo y Alzheimer).
Concentración. Es la capacidad de enfocar la memoria en un área de interés; sin embargo, este concepto está íntimamente relacionado con la atención, que al ser selectiva permite al individuo centrarse en el tema de interés o en sus responsabilidades sin que se disperse con la gran cantidad de eventos que pueden ocurrir a su alrededor.
Así, el trabajo para mejorar la concentración consiste en realizar ejercicios de emisión y recepción en que se preste atención a cosas que a la persona interesan del momento que vive. El siguiente ejercicio mental ayuda a activar la memoria para, por ejemplo, el momento en que le presenten a una persona:
- Identifique las características físicas, como estatura, peso, rasgos del rostro, color de cabello y otras.
- Trate de recordar a otra persona que se le parezca.
- Repita el nombre de la persona por lo menos tres veces.
- Piense en una palabra que rime con el nombre.
- Repítase a usted mismo el nombre varias veces a intervalos.
- Piense en una imagen que el propio nombre le sugiera y coloque mentalmente esa figura en el rostro de la persona.
- Escriba el nombre y léalo varias veces.
Para tener un cerebro sano.
Es así que le recomendamos que consuma:
Aminoácidos y oligoelementos. Este conjunto de alimentos activa la potencia cerebral y en particular la capacidad de recordar. Los encontramos preferentemente en mariscos, pescado, levadura de cerveza y almendras.
Antioxidantes. Protegen a las neuronas del envejecimiento, y se encuentran en betacaroteno y vitaminas C y E, cromo, zinc, selenio y magnesio, los cuales pueden consumirse en ajo, soya, germen de trigo, te, vino (tinto principalmente), col, brócoli, zanahoria, cebolla, espinacas, jitomate y cítricos.
Carbohidratos. Son la principal fuente de energía para todas las funciones del cuerpo, desde caminar hasta pensar, dormir y memorizar; se encuentran en maíz, frijol, arroz, tortillas, trigo, pan, harinas, pastas, avena y frutas, así como en frutos como higo, plátano, sandía, manzana, fresa, papaya, durazno, pera, naranja, piña y mango.
Gingko biloba. Árbol cuyas hojas poseen sustancias que actúan sobre el sistema circulatorio y fortalecen a las neuronas. Combate depresión, desorientación y pérdida de memoria; se consume en complementos alimenticios.
Ginseng. Arbusto de origen coreano del que se aprovecha el potencial de su raíz. Científicamente se ha comprobado que contiene compuestos (denominados gingenósidos), cuya cualidad consiste en adherirse a las moléculas de oxígeno, facilitando el contacto con las células y que éstas le den mejor aprovechamiento. Al verse fortalecidas las células se mejora notablemente el metabolismo y, por tanto, las importantes funciones que desempeña el cerebro.
Glucosa. Es uno de los principales sustentos del cerebro durante la actividad intelectual, por lo que es recomendable consumir miel o jugo de frutas de manera equilibrada; su exceso puede traer otro tipo de problemas -diabetes-, y su baja administración puede llevar a hipoglucemia (nivel reducido de azúcar) que haría que el cerebro no funcione adecuadamente.
Lecitina de soya. Enriquece a las membranas de las neuronas y motiva las actividades cerebrales; se consume mediante complementos alimenticios.
Minerales. Calcio y fósforo, por ejemplo, aumentan la concentración y permiten la fluidez en la transmisión de información entre las neuronas; están presentes en pescado, leche, queso, huevo, almendras, avellanas, nueces y germen de trigo. Por su parte, el cobre colabora en la formación de glóbulos rojos, responsables de conducir oxígeno al cerebro por medio de la sangre; se encuentra en germen de trigo, leche y sus derivados, espinacas, hígado y yema de huevo. Magnesio, elemento que refuerza la memoria y estimula el buen funcionamiento de las neuronas, lo consumimos en pan integral, chocolate, garbanzo, frijol, arroz, espinaca, papaya y plátano, además de germen de trigo.
Romero. Arbusto que contiene sustancias activas que mejoran la circulación y el desempeño del sistema nervioso; en general estimula las funciones cerebrales. Se puede consumir a través de infusión o te.
Vitamina A (retinol). Repara los tejidos, es importante para la vista, combate bacterias e infecciones, y ayuda a la formación de huesos y dientes. Está presente en pollo, pescado, acelgas, berros, espinacas y zanahoria.
Vitamina E (tocoferol). Protege a los glóbulos rojos, y es esencial en el bienestar de las células del organismo y la prevención de coágulos sanguíneos internos. Las oleaginosas en general, como nueces (de Castilla y de la India), castañas, cacahuates y almendras son la más notable fuente de esta vitamina.
Vitaminas del grupo B. Inciden significativamente en los cambios de humor y en el rendimiento del cerebro y el buen funcionamiento del sistema nervioso. Están contenidas en carne de cerdo, vegetales de hojas verdes, legumbres, yema de huevo y levadura de cerveza, así como cereales integrales, hígado y leche; su deficiencia podría llevar a la pérdida de la conciencia, disminución de memoria y potencial daño cerebral.
Fuente: notimundo.com.mx